lunes, 13 de agosto de 2012

La huella de alguien que se lo extraña...

Fue un aventurero del fútbol y le fue bien. Buenaventura Ferreira tiene un amplio y exitoso recorrido internacional futbolístico, con escalas en equipos importantes de Colombia, Argentina, España, Ecuador y Bolivia. Debe ser uno de los pocos futbolistas paraguayos queridos por la gente aficionada al fútbol en su país.
En 20 años de carrera deportiva jugó en más de una docena de equipos y, además, fue integrante de las selecciones paraguayas sub 20 y mayores. Fue un jugador fuerte, hábil, inteligente, amigo del gol y, sobre todo, un caballero en la cancha. Jugó en varios países de Sudamérica, pero siente un apego especial por Bolivia, particularmente por Santa Cruz.
En sus inicios como futbolista se desempeñó como centrocampista, pero en la recta final de su carrera jugó un poco más adelantado, como delantero. Su primer club profesional fue Guaraní Kaaby, donde se inició desde muy pequeño. En 1977 hizo su debut en ese equipo con tanto éxito que al año siguiente pasó a Sportivo Coronel Oviedo, hasta 1981. Su carrera ascendente pronto encontró mejores puertos hasta desembarcar en el gran Cerro Porteño, uno de los poderosos de Paraguay y de Sudamérica. Antes de dar ese gran salto jugó también en Rubio Ñú y Tembetary. Guaraní lo tuvo en sus filas en 1985 hasta que apareció su primera experiencia internacional. Deportivo Cali, de los clubes grandes del fútbol colombiano, lo contrató para reforzar su plantel y de allí dio el salto a Europa, contratado por el CE Sabadell (España), donde jugó hasta 1987.
De retorno al fútbol de este continente, atraído por una buena oferta económica y un proyecto que le encantó, Ferreira firmó en Liniers para Vélez Sarsfield, de Argentina. En 1989 volvió a su país fichado por Guaraní y en los años siguientes jugó en Libertad y nuevamente en Cerro Porteño.
Estando a préstamo en Cerro Corá recibió un llamado desde Bolivia y en 1991 llegó a Oriente Petrolero gracias a las gestiones de la dirigencia, que por entonces encabezaba Miguel Ángel Antelo.
En Oriente jugó poco más de un año y se fue dejando grata impresión. Desde entonces hubo una estrecha relación de amistad entre el jugador y el club, hasta ahora. En 1992 nuevamente volvió a su país contratado por Sol de América y posteriormente pasó a Guaraní, antes de acudir a un llamado de Colón de Santa Fe (Argentina). De 1994 hasta una parte de 1996 jugó en Deportivo Quito (Ecuador) y Sport Colombia, de ese país.
Como su paso por Bolivia había dejado una huella profunda, Oriente volvió a confiar en sus goles y lo trajo de vuelta para el segundo torneo de 1996.
Ese año el equipo albiverde se clasificó para la Copa Libertadores tras una electrizante definición en el estadio Tahuichi frente a Real Santa Cruz. Un gol suyo y otro de Ricardo Castro dieron a los refineros el pase internacional. Para entonces Ferreira tenía 36 años y su retiro era casi inminente. Volvió a Paraguay en 1997 para cerrar su brillante carrera jugando en Sportivo San Lorenzo.
Alejado del fútbol profesional activo encaró la carrera de entrenador. Dirigió a varios equipos en su país y siempre se mantuvo relacionado con la gente de Oriente. Fue entrenador del equipo albiverde durante un corto tiempo y últimamente ha estado colaborando con la dirigencia recomendando jugadores paraguayos. Su paso por el equipo albiverde lo ha marcado tanto que abiertamente se identifica con sus colores porque asegura ser una persona muy agradecida con Oriente.
Buenaventura nació en San Lorenzo (Paraguay) el 14 de julio de 1960 y tiene cuatro hijos: Hugo Antonio, Marcelo, Federico y Cristina. Actualmente trabaja con su hijo Federico en las inferiores del club Guaraní y como entrenador dirige a Independiente. Aparte de Oriente, en Bolivia también fue DT de Real Mamoré.

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