El equipo de Quinteros, aunque con poco brillo, cumplió con su hinchada que lo quería ver ganar en el último partido en Santa Cruz, antes de sus salidas a Potosí, el miércoles, y a La Paz, el domingo. El propio DT, que se fue ovacionado y casi entre lágrimas, admitió al final del encuentro que no se jugó bien pero destacó la efectividad y la entrega.
Wilstermann puso a Oriente contra las cuerdas con un gol de Cristian Vargas, a los 9 minutos, tras una desconcentración en el área albiverde que nació en una jugada aérea. Un par de minutos antes de ese golpe anímico, Hoyos tuvo dos claras ocasiones para anotar, pero en ambas situaciones el balón salió casi ‘besando’ el poste derecho de la visita.
El empate tardó en llegar debido a que en una oportunidad el arquero Vaca manoteó un remate de Peinado, que tenía destino de gol, y en otra el mismo golero puso firme ambas manos para neutralizar un ‘bombazo’ de Hoyos al cobro de un tiro libre. A los 33 minutos al fin el estadio retumbó de emoción cuando Jhasmani Campos mandó la pelota al ángulo al transformar en gol un tiro libre, casi pisando el área grande. Esta vez Vaca no llegó, pese a una espectacular volada.
Ese gol fue una especie de alivio para los hinchas y una inyección anímica para un equipo que quería más. Porque el empate no bastaba, después del triunfo que había logrado más temprano Bolívar frente a Universitario. A los 44 minutos un balón le sobró al brasileño De Oliveira, pero el uruguayo Danilo Peinado no pudo definir ante la salida desesperada del arquero Vaca.
El segundo tiempo fue un sufrimiento aparte porque Oriente atacaba, los minutos sumaban y parecía que el partido se le hacía cuesta arriba. El desnivel llegó en el minuto 65 con un frentazo de Schiapparelli y a los 87, cuando en las gradas cruzaban los dedos apareció el ‘fantasma’ Saucedo (Fernando) para sellar la victoria, habilitado por Joselito Vaca.
Después de ese gol no había más tiempo para nada y en las gradas se escuchaba el cántico: “Oriente va a salir campeón...”.
Apuntes
De Oliveira, abusivo
Nilton de Oliveira tiró desde cerca un balón al rostro de un pasapelotas, supuestamente porque no le alcanzó rápido la pelota. El árbitro, al escuchar el informe de su asistente, le mostró sólo tarjeta amarilla. Sin embargo, luego el brasileño se fue expulsado por una mano intencional en media cancha.
De villano a héroe
Fernando Saucedo había tenido un mal segundo tiempo por sus constantes errores en la entrega de los balones, hasta que un derechazo suyo sirvió para sellar la victoria de Oriente. Se fue aplaudido.
El ojo crítico
El duro
Cristian Vargas / Defensor
Se salvó de irse con una roja
En el minuto 68, Cristian Vargas cometió una falta con dureza contra Diego Terrazas. El árbitro, que estaba a un par de metros de la jugada, interpretó como casual y no le mostró ni siquiera tarjeta amarilla. El jugador de Oriente quedó lesionado.
Premio limón
Nilton De Oliveira / Defensor
Se fue expulsado por doble amarilla
El brasileño tenía que haberse ido mucho antes de la cancha por agredir a un pasapelotas, pero el árbitro dejó que siguiera jugando. Sin embargo, a los 91 minutos metió la mano para frenar un ataque de Oriente y vio la roja, porque ya tenía amarilla.
Caído del cielo
Fernando Saucedo / Volante
Anotó el gol que dio la tranquilidad
Fernando Saucedo apareció en el momento justo para darle tranquilidad a su equipo, cuando Wilstermann hacía pasar calores. El volante de Oriente recibió un pase preciso de Joselito Vaca y con remate cruzado anotó el 3-1 definitivo.
El árbitro
Gery Vargas
Malo para ambos lados el arbitraje del orureño Gery Vargas. Por momentos daba la impresión de quedar bien con los jugadores de ambos equipos cobrando faltas a veces inexistentes. Los nervios lo traicionaron desde un principio y le faltó personalidad para expulsar al brasileño De Oliveira por agredir a un pasapelotas.
La despedida fue con victoria, como quería Gustavo Quinteros, como se la habían imaginado los aficionados, y fue quizá por eso que al final del encuentro se emocionó, se tomó el pecho con una mano, y con la otra saludó a los miles de hinchas que en las graderías saltaban coreando su nombre. “Quiero irme campeón, por esta espectacular hinchada”, dijo al grupo de periodistas que lo rodeó apenas se selló el 3-1 frente a este desesperado Wilstermann.
Fue el último partido de los albiverdes jugando en casa y el último de Quinteros ante su público, porque desde el próximo lunes se abocará de lleno al trabajo con la selección nacional. Quería despedirse como sea con un triunfo y lo logró, aunque está claro que sufrió más que en otros partidos (se la pasó parado los 90’), no sólo porque al equipo le faltó definir en las jugadas que generó, sino porque Wilstermann lo complicó y el 1-0 parcial marcado por Cristhian Vargas, es la clara muestra de ello.
Antes del partido rechazó todas las invitaciones de los medios porque quería salir a la cancha junto al equipo. “Estamos bien, somos optimistas y vamos a dejar la vida en este partido”, dijo previo al duelo, descartando además una recomendación especial a Alejandro Schiapparelli, Gustavo Caamaño y Joselito Vaca que jugaron con cuatro amarillas corriendo el riesgo de no estar el miércoles frente a Real Potosí. Durante el encuentro, el técnico, que lució camisa blanca y pantalón negro, no se sentó jamás.
Eso sí, trató de ser mesurado con sus reclamos al árbitro, pero no se anduvo con vueltas cuando tuvo que alzar la voz a sus jugadores, entre ellos a Aguilar y a Terrazas. Es que una expulsión lo hubiera obligado a dirigir desde las tribunas las dos finales que se le vienen (Real Potosí y The Strongest) y está claro que el técnico no quiere dar ningún tipo de ventaja. También estuvo muy atento a lo que pasaba con Bolívar en La Paz y el 4-1 de los celestes a Universitario lo conminó aún más a lograr un triunfo.
En el ingreso al camarín, Quinteros y sus jugadores fueron aplaudidos y ni qué decir al salir del estadio, donde no sólo hubo ovaciones para Joselito Vaca, Schiapparelli y el propio Quinteros, sino también para el paraguayo Francisco Argüello, que estuvo desde temprano alentando a sus compañeros. Los hinchas no se movieron del costado del túnel local hasta que salió el último jugador y cuando éstos abandonaban el escenario, había alientos y gritos como “hay que ganar en Potosí y dar la vuelta en La Paz”. Hace 9 años que Oriente no gana un título de Liga y quizá esto tiene entusiasmados a los hinchas porque el título ahora está al alcance de la mano.
“En Potosí jugamos una final, hay que jugarse la vida”, agregó Quinteros, que anticipó que mañana parten a Sucre para el miércoles enfrentar a Real Potosí. La celebración fue eufórica, no sólo dentro de la cancha, sino también fuera, porque aunque Wilster puso los nervios de punta, el equipo reaccionó y supo manejar el encuentro. Después vino la despedida, que fue emotiva, con cánticos y petardos en el cielo. “Quiero irme con el título, quiero irme con el título”, repitió una y otra vez el DT. Están a dos partidos de lograrlo.
Los técnicos
Gustavo Quinteros
Equipo: Oriente Petrolero
Cargo: entrenador
Nacionalidad: argentina
“Quiero irme campeón, para agradecer a toda esta hinchada que siempre me apoyó. Nos jugaremos la vida en Potosí”.
Daniel Vaca
Equipo: Wilstermann
Puesto: arquero
Nacionalidad: boliviana
“Comenzamos haciendo un buen partido, pero nos descuidamos. Ahora toca jugarnos la vida en el clásico. No nos iremos”.
La figura
Alejandro Schiapparelli
Equipo: Oriente Petrolero
Puesto: defensor
Edad: 30 años
El central argentino volvió a mostrar solvencia en la marca y efectividad en la proyección. Fue autor del segundo gol de Oriente en un momento clave, cuando Wilstermann se defendía con todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario