La reacción inexplicable de Luis Gutiérrez sobre Luis García (le dio un cabezazo al peruano en el área grande con la pelota en juego) complicó a su equipo en el segundo tiempo porque hasta el cierre del primero los celestes ganaban con un penal absurdo, gracias a una torpeza del capitán albiverde que su colega Alejandro Gómez no desaprovechó para el 1-0 parcial. Con un gol en contra y, encima, un hombre menos, parecía que a Oriente se le venía la noche. Falsa alarma. Los albiverdes apelaron a la garra de otras épocas que muchos hinchas reclaman y al final tuvo su premio.
La paciencia tiene un límite y hay varios que están en la mira, entre ellos el DT. Su capricho por mantener en cancha al gigante de 1,98 de estatura, pese a las críticas y el reproche de sus propios hinchas, está poniendo en tela de juicio su prestigio y experiencia.
Mojica también se equivocó, y mucho. La antipatía por el mediocampista crece como una bola de nieve y el jugador siente esa presión. El nivel bajo que mostró anoche y sus imprecisiones en los pases, puso a muchos hinchas con los nervios de punta.
Presionado por la gente el DT, que vio el partido desde el palco oficial, ordenó el ingreso de la ‘Pulga’ Aguirre y sin querer dio en el blanco, porque a seis minutos de haber ingresado, el volante argentino se convirtió en el salvador. Oriente jugó casi media hora con un hombre menos y al final encontró el premio a esa entrega y los hinchas festejaron como si fuera una victoria. Daba para eso y más, por la manera en que se planteó el partido después de la expulsión de Gutiérrez y el penal que Gómez transformó en gol.
Los jugadores de Oriente se fueron en paz a casa, gracias al oportunismo de Aguirre.
Ramacciotti sintió la presión del hincha
Carlos Ramacciotti la pasó mal anoche desde donde dirigió a su equipo. El DT de Oriente Petrolero se ubicó en la parte alta del palco oficial, junto a algunos dirigentes, debido a que cumple un castigo. Con handy en mano estuvo permanentemente dando órdenes a sus colaboradores, y en reiteradas ocasiones se tuvo que tragar más de un insulto.
Al entrenador argentino le reprochan su insistencia por su compatriota Delorte, cuando el delantero es uno de los más bajos del equipo. Cuando ingresó Mojica también se escucharon algunas voces discordantes.
Hasta antes del gol, Ramacciotti transmitía una imagen de angustia. Cada minuto que pasaba era una espina para él. Su equipo jugaba a la desesperada, sin orden y abusando mucho del pelotazo, se acababa el partido y los hinchas que de vez en cuando lo apuntaban como uno de los principales responsables. Cuando Aguirre anotó el empate, a cuatro minutos del final, la tranquilidad se apoderó de él y el delirio también. Rápidamente alistó su descenso a la cancha en compañía de dos personas que lo escoltaban. Los insultos se transformaron en aplausos y el mal momento pasó. Ramacciotti pudo sentir en carne propia el enojo de la gente y la euforia al final, dos sensaciones distintas que forman parte del folclore del fútbol. Si algo aprendió el DT de Oriente, es que a veces el hincha también tiene la razón.
“No me considero el salvador, fue una suerte que me tocó a mí”
“Este empate calma un poco las aguas y la crítica de mucha gente”
“Como orientista que soy, estoy feliz como un hincha más”
Marcelo Aguirre
Desde el palco
No es la primera vez. En el torneo anterior, Luis Gutiérrez pidió disculpas públicas por una expulsión parecida ante La Paz F.C. y prometió no incurrir más en faltas de ese tipo. Olvidó la promesa.
A pedido de la gente. Desde que Delorte llegó a Oriente, es la primera vez que el DT Ramacciotti se anima a remplazar al delantero. Ayer se vio obligado a hacerlo, porque tenía a la gente
eufórica cerca.
Arce se salvó por poco. Juan Carlos Arce tuvo la fortuna de terminar el partido sin siquiera una tarjeta amarilla. En varias jugadas fingió faltas que merecían al menos una llamada de atención. No hubo tal.
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